Réquiem para una Escuela

Una Escuela es el corazón de una población, de una comunidad. En él se cobijan los sueños, anhelos, ambiciones de futuro. Palpitan las esperanzas de padres e hijos, porque al correr de los días se vuelva más liviano, más llevadero. En el saber, en el crecer y aprender se funda la identidad de ser personas útiles para la sociedad en la cual se desenvuelven. Como profesora tuve un tiempo de vivir el día a día con los niños y adolescentes del "Colegio José Gaspar Marín". Las aulas claras, acogedoras estaban completas en su matricula. Los alumnos lucían impecables. En los recreos campeaba una bulliciosa alegría, si bien es cierto, había algunos problemas de conducta, ello era consecuencia de la ausencia de padres que los protegieran y guiaran.
Sin embargo, había un espíritu de mucha colaboración. Al llegar la navidad todas las salas lucían sus arbolitos navideños traídos y adornados por ellos. Hoy me pregunto: ¿qué habrán hecho de sus vidas? Tal vez sean los padres que protestan por el cierre de la escuela que los educó y piden lo mismo para sus hijos.
¿Cómo hacer que la escuela José Gaspar Marín siga siendo el faro luminoso de esa comunidad? No puede apagarse la luz del saber y la cultura. Propongo a las autoridades y quienes tienen el poder de decidir su destino, crear un Centro Cultural que alberge distintas disciplinas como: Artesanías, Folklore, Gastronomía, Gimnasia para niños, jóvenes y adultos mayores. También se podrían formar grupos de excursionismo. Todo es posible cuando se tiene la voluntad de servir. Anhelo y deseo a la población Juan XXIII cuente permanentemente con ese refugio, ese lugar de encuentro y buena vecindad, como lo es el recinto de Lincoyan, mirando a los cerros que verdean en primavera.

María Eliana Duran
Colegio de Profesores
La Serena, Noviembre 2010

Preguntas y respuestas

La Corporación Opción (Protección y defensa de los derechos de los niños y
adolescentes) ha realizado una encuesta a los niños chilenos con motivo del
Bicentenario.
El estudio se realizó solamente en ocho regiones con niños de todos los
estratos y temas como visión del Chile actual y futuro. Ellos creen que Chile
será un mejor país, que habrá más oportunidades para las personas.
Sin embargo, se dan cuenta que existe la discriminación.
Ellos ven que hay grupos a los cuales se discrimina, como son las minorías
étnicas. Y pienso en nuestros mapuches y pascuenses. Habría sido más justo
saber lo que ellos opinan cuando ven que los derechos de sus mayores han
sido vulnerados. ¿Esperarán acaso, un futuro de bonanza, de igualdad, de
entendimiento con quienes habitan el mismo suelo y miran el mismo cielo?
Difícil saberlo.
Hoy quiero decirles: disfruten su presente, lo que les ofrece, nuestro amor de
hermanos, cuidando y compartiendo generosamente los dones y frutos de la
tierra que habitan.
Miren hacia el mañana con optimismo, con la esperanza de un Chile
venturoso para todos.
¡Y sean felices!
Expreso un deseo a los colegas profesores; incluyan en actividades
extraprogramáticas la enseñanza del mapundungun. Ojalá sea un vehículo de comunicación y armonía entre chilenos.


María Eliana Duran
Colegio de Profesores

Maestras... Maestros

Sin duda no se olvidan aquellos seres humanos que gravitaron en nuestra infancia y adolescencia, maestros y maestras. Me place recordar la maestra Melania en su escuelita rural, el Silabario Matte y su eterna sonrisa. Las "tantes" del Kindergarten, autenticas tías venidas de Alemania, quienes desplegaban ante nuestros ojos maravillados esas cuentas de vidrio de mil colores, los rompecabezas con fragmentos de los cuentos de Grimm, Perrault, H. Cristian Andersen...
Los Títeres, el pequeño escenario donde actuaban. La música grabada en discos de metal dentro de una caja de madera girando al accionar una manivela y escuchar la canción del Tanenbaum y el árbol navideño iluminado.
Cómo no recordar las monjitas alemanas, con su infinita bondad, el Internado en un entorno de ensueño: el huerto y las flores de la hermana Claver, la vista a la bahía cambiante según las horas del día. Las interminables clases de piano (duraron 6 años), los coros, las danzas, alegorías y dramones sobre las luchas entre moros y cristianos en España. Recuerdo haber representado una princesa cautiva de un moro enamorado. Además eran importantes las clases de urbanidad: (buenas maneras, cortesía, etc.). Los idiomas, el inglés con "miss" Lena y su inseparable sombrero; el francés con "monsieur" Víctor Hugo, un profe muy solemne. También estaba el Seminario de los jesuítas, sus clases de Liturgia y Oratoria con un gran orador el padre Rogelio. Después el Liceo, allí descubrieron mi afición literaria gracias a mi profesora de Castellano quien me enseñó el cariño por la palabra escrita. Finalmente la Escuela Normal, con su Revista literaria, sus concursos y los primeros galardones.
Y mis grandes maestros, los libros: El Tesoro de la juventud, los Clásicos (europeos, rusos, orientales).Ellos son mis amigos, dan calor a mi alma, nutren mi mente, me acompañan por los que he perdido en el camino... A todos ellos habitantes de un país sin límites mi perdurable afecto.

María Eliana Duran
Colegio de Profesores
16 de Octubre, Día del Profesor